Contra los avatares

 

Los últimos fragmentos se disuelven

Escribir cuando los últimos fragmentos se disuelven agobiados por la nitidez del sol durante un día de invierno. Escribir cuando «Edith Piaf ya no canta» y la nostalgia sobreviene y nos espera a las afueras de un traslúcido cristal. Escribir cuando se sufre a ritmo de la Partitura del desgarro porque la soledad y la locura casi te envuelven, pero tienes prohibido renunciar a su mágico encanto.

Escribes porque tu voz no se apaga. De pronto visualizas sueños de células y sus organelas que generan páginas llenas de letras canibalescas. Compadecen tu ansiedad humanamente, cuando tienes alma de perro y no saben lo que eres realmente. Escribes porque anhelas despojarte de la ansiedad y la melancolía, estás en búsqueda «del hueso de la felicidad» y avanzas con preguntas mientras guardas el secreto de la muerte en silencio y solo.

Triángulo Cromático

Un triángulo, base que revela un pasado, un presente y dicta un futuro. Magenta, Cian y Cadmio para buscar equilibrio. Triángulo Cromático de la creación.

Magenta, color primario. Furia y violencia ante la sensación de olvido y abandono. El desconcierto narrativo de haber sido relegado. El Magenta aparece para menguar estas sensación.

Cian, color primario. Melancolía y templanza: El crepúsculo de los ídolos cuando vamos avanzando y reconociendo la importancia de los otros. Ambición y deseo de pensar como ellos, de ser ellos hasta lograr la propia identidad, que según Lovecraft no hay nada más insoportable que la desesperación de perderla.

Cadmio, amarillo aurora cuando se halla el amor de los que siempre estuvieron y de los que en este instante están. El amor que se hace a medida que se narra la vida y la muerte, de las que se toma consciencia y se sabe ahora que tienen un precio.

Los últimos fragmentos se disuelven de Ana Campoverde se unen al Triángulo Cromático de Elohim Chirinos: «Mientras nos mezclamos,/ somos uno,/ pertenecemos a ese número». Una doble propuesta (poética y narrativa) para acercarnos a los avatares diarios: la violencia de la luz o el cobijo de la oscuridad en medio del silencio y soledad que todos llevamos con nosotros.